Santa Fe/ARGENTINA.- El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, volvió a objetar el proyecto de ley para reformar el Código Civil, que ingresó el pasado viernes en el Congreso de la Nación para su tratamiento legislativo, al recordar que “la dignidad de la vida del hombre como su desarrollo integral, reclaman del compromiso de todos, especialmente, de quienes tienen una responsabilidad política mayor”.
"Este año vamos a asistir a una obra trascendente, por su significado modélico para la vida de la sociedad, me refiero a la reforma del Código Civil. La verdad del hombre, desde Jesucristo, tiene una dimensión social que nos compromete", señaló durante la homilía de Corpus Christi en la catedral
El prelado sostuvo que “la verdad del hombre, desde Jesucristo, tiene una dimensión social que nos compromete” y destacó que “el verdadero cuidado del hombre comienza por su primer derecho que es el derecho a la vida desde la concepción”.
“Debilitar este principio es disminuir la base jurídica de un sistema y dejar a la vida naciente sin la justa tutela que ella necesita. No se trata de un tema sólo religioso sino científico y moral”, advirtió.
Tras aclarar que “la palabra y reflexión de la Iglesia es un servicio que busca enriquecer la tarea legislativa”, dijo en este sentido que es deber denunciar “aquellos signos de muerte que atentan contra su dignidad, pienso en la violencia y la droga, en el desprecio por la vida, la inseguridad y la trata de personas, en la inequidad social y la marginalidad”.
“No debemos acostumbrarnos al aparente triunfo del mal que se vale de una pasiva complicidad, que le permite avanzar en el deterioro del nivel de la vida humana. Cuando los valores morales pierden la fuerza de ideales que dan sentido a la vida y nos movilizan, se empobrece el hombre y se deteriora la vida de la sociedad. De esto todos somos responsables”, aseveró.
Monseñor Arancedo indicó que "a la luz del designio del amor creador de Dios se debe proclamar el valor de la familia fundada sobre el matrimonio, como relación estable del hombre y la mujer y ámbito primero en la educación de los hijos", y precisó que "la familia es una realidad con profundas raíces en el pueblo argentino; por su riqueza e historia es un bien que es garantía para la sociedad. Sería una grave omisión de nuestra fe, que siempre debe estar al servicio del hombre y de la sociedad, no proclamar esta verdad de la familia".
Advirtió en este sentido que cuando se observa que las relaciones familiares de paternidad, maternidad y filiación, "tan necesarias para la identidad del niño y su educación, se diluyen en una pretendida voluntad procreacional", la Iglesia "no puede no elevar su voz".
"Parecería que nos movemos en una cultura adultocéntrica, de solo derechos individuales, que nos termina encerrando en un individualismo que desconoce el derecho de los demás. En este caso, en cambio, cuando partimos de los derechos del niño el adulto tiene más obligaciones que derechos", dijo.
“Esta presencia de Jesucristo en la Eucaristía que hoy venimos a adorar y agradecer, nos compromete, también, a ser testigos de nuestra fe en todo aquello que hace a la verdad del hombre. Una fe que no se haga cultura y servicio, es una fe que no ha sido plenamente asumida ni vivida. El mundo necesita ver en nosotros el rostro de una Iglesia servidora y misionera, y que viva con alegría, humildad y esperanza el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. A esta verdad y compromiso de nuestra fe la ponemos en manos de nuestra Madre de Guadalupe”, concluyó.+