Mons.
Ángel Pérez Pueyo, obispo de la diócesis de Barbatro-Monzón, ha presidido hoy
los actos de la festividad de Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad, que
se celebra el domingo posterior a la festividad de la Asunción de Santa María. El
alcalde de Secastilla, Ángel Vidal, en representación del municipio en el que
se ubica el santuario, ha presentado a mons. Pérez una reliquia del beato
Florentino, obispo mártir de Barbastro; éste la ha entregado al rector de
Torreciudad, Pedro Díez-Antoñanzas, para que sea expuesta a la veneración de
los peregrinos.
En
la homilía que ha pronunciado en la misa, mons. Pérez ha agradecido la
presencia de los parroquianos de Bolturina-Ubiergo, Secastilla y La Puebla de
Castro, encabezados por su párroco, mosén José Mairal. Ha explicado una
expresión que le es muy querida, “que un santuario es como la marca blanca del
cielo”, y ha recordado que “la fe de nuestros antepasados, que enseñaban a sus
hijos a decir papá y mamá primero con minúsculas y luego con mayúsculas,
encauza el amor a la Virgen como camino para llegar a Dios”.
Al
término de la celebración, las familias han recorrido en procesión desde el
templo hasta la antigua ermita el sendero de los Dolores y Gozos de San José.
Mientras rezaban el Rosario, han acompañado a la imagen peregrina de la Virgen
de Torreciudad, réplica de la original, adornada con flores y colocada sobre
unas andas de madera. Al llegar han cantado los Gozos de la Virgen de
Torreciudad y han ofrecido productos de la tierra.
Después,
el obispo ha ido recibiendo a las familias para introducir a los bebés que
ofrecían a la Virgen en una canasta de mimbre colocada en uno de los brazos de una
antigua balanza. Los padres igualaban el peso de la criatura en el otro brazo
con productos de sus lugares de origen. Este año han participado familias de
las cercanas poblaciones de Artasona, Barbastro y Huesca. También han acudido
veraneantes en la zona procedentes de Madrid, Barcelona, Valencia, Pamplona, Bilbao,
Zaragoza, San Sebastián, Molinos (Teruel) y la pequeña Angie, residente en
Londres. En total 31 bebés, 17 niñas y 14 niños, con
edades comprendidas entre los 20 días de vida del oscense Ignacio y los 12
meses del barcelonés Pablo.
En
esta ocasión, la antigua balanza pesó aceite, tomate rosa de Barbastro, arroz,
sidra, vino, jamón, cava, arroz, sandías, melones, patatas y varios productos
de huertas aragonesas y catalanas. Estos alimentos se distribuyen entre
familias necesitadas de la zona en colaboración con Cáritas Diocesana de
Barbastro-Monzón. Los actos terminaron con el popular reparto de “La Caridad”,
piezas de torta elaborada en el horno de Secastilla y vino elaborado en la
pedanía de Ubiergo y servido en porrones.