Al observar la terquedad,
cabezonería y tozudez de tantos políticos, gobernantes y comentaristas, tanto
dentro como fuera de España, he recordado al que terminó como antipapa
Benedicto XIII en Peñiscola en el año 1423, que ha dado lugar a la expresión “mantenerse en su trece”.
En el periodo eclesialmente
convulso del Gran Cisma de Occidente, nuestro famoso aragonés Pedro de Luna,
mantuvo contra viento y marea que el papa era él y aburrió con su terquedad a
San Vicente Ferrer, al rey, Fernando I
de Aragón y al emperador Segismundo, que no fueron capaces de hacerle cambiar
de opinión y lo dejaron por imposible.
Políticos tercos y cabezones los
tenemos por docenas en España, desde Pedro Sánchez que se mantiene en sus trece de
no abandonar el palacio de la Moncloa y desenterrar a Franco a la ex
presidenta de Andalucía Susana Díaz que ha costado trabajo desalojarla de su
cargo.
También tenemos otros ejemplos de
tozudez y terquedad en loa separatistas catalanes con Puigdemont, su sucesor
Torrá, Junqueras y la amplia nómina de
sus seguidores. Claro que la postura de los separatistas les está resultando rentable pues el tal Pedro Sánchez está
dispuesto a entregarles lo que pidan, aun a costa de perjudicar al resto de las
comunidades autónomas.
Fuera de España tenemos a Maduro
que se mantiene en sus trece de seguir como presidente de Venezuela, siguiendo
el ejemplo de su admirado Fidel Castro, Evo Morales o Daniel Ortega. En Estados
Unidos también tiene al frente a otro cabezota, empeñado en levantar un muro
con Méjico, pase lo que pase.
En el llamado Reino Unido, que no parece estar tan unido, la señora
May también parece de ideas fijas frente
a otras ideas fijas que tienen sus contrarios y que con su salida de la
Unión Europea ya aburren hasta a las ovejas pero sin solucionar el problema.
No hace falta seguir pues en todos
los países podemos encontrar políticos cabezotas, empeñados en imponer sus
ideas pero impermeables a las ideas de los demás. Entender la democracia como
diálogo y colaboración son pocos los que la practican.
Pero los políticos no serían nada
sin los voceros que desde todos los medios de comunicación los apoyan o los
combaten sin tregua, pero curiosamente
están más escorados a la izquierda que a la derecha, tan es así, que han
encontrado el arma de destrucción masiva para tratar de eliminar a los nuevos
que aparecen en la escena política: “no
son la derecha sino la extrema derecha” y curiosamente no existe, para
ellos, la extrema izquierda.
Si quieren contemplar ejemplos de
terquedad y tozudez política no tienen más que ponerse a ver los programas que nos
ofrecen los medios que son cualquier cosa menos diálogo y búsqueda de la unión
y el compromiso.
Ya leí en alguna ocasión que los
variados parlamentos que dicen gobernarnos se dedican más a la “demogresca” que
a la democracia.
Hay quien dice que los políticos
son fiel reflejo de los ciudadanos. Tengo mis dudas. Por lo pronto trataré de
evitar mi propia terquedad y mantenerme
abierto al diálogo, sin exclusiones ni cordones sanitarios.