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Queridos hermanos y
hermanas llamados a trabajar en la viña del Señor,
“Entonces se
pusieron a protestar contra el amo: Estos últimos han trabajado sólo una hora,
y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y
el bochorno”.
Trabajan pero lo
viven como una carga “hemos aguantado el peso del día”. Y refunfuñan y
se quejan. No han descubierto la gracia de ser enviados a trabajar. No han
descubierto la gracia de trabajar para este propietario. No han descubierto la
gracia de que su vida ha sido
fructífera, llena, aprovechada. Han vivido la tarea como un carga y no como una
gracia, como un don.
Algunos, hoy en día,
son de éstos, viven así su cristianismo: no son felices con su cristianismo. Lo
viven como una carga, y no como un don, y sienten envidia de los que no viven
cristianamente.
Examinémonos: ¿me
hace feliz mi cristianismo? ¿es algo que me da alas o es una carga? ¿lo hago
porque se ha de hacer o lo hago de corazón? ¿siento envidia de los que no
creen? Las respuestas nos tendrían que ayudar en el inicio de curso a un
replanteamiento de nuestra fe.
Si aquellos
trabajadores hubieran disfrutado con la tarea, seguro que se habrían alegrado
de que otros con menos esfuerzo, hubieran recibido lo mismo. Se habrían
alegrado de sus compañeros.
¡Cuando vives la
vida como un don recibido, como una gracia, entonces te alegras de los dones y
las gracias de los demás!
¡¡En medio del
trabajo levantemos la cabeza para redescubrir tantos dones que el propietario
de la viña nos da!!
“Id también vosotros a mi viña”... “La
llamada del Señor: “Id también vosotros a mi viña”, no ha dejado nunca de resonar a lo largo de
la historia desde aquel lejano día en el que el Señor la pronunció: esta
llamada se dirige a cada hombre que viene a este mundo”. Son palabras de
San Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Christi Fideles Laici (Laicos
fieles a Cristo).
Jesús hoy nos llama a trabajar en su viña. No podemos
desatender esta llamada...
De la importancia de esta llamada nos habla que el amo de
la viña ha salido cinco veces a buscar trabajadores: “al amanecer salió”,
“salió otra vez a media mañana”, “salió de nuevo hacia mediodía y a
media tarde e hizo lo mismo”. “Salió al caer la tarde”...
De la importancia de esta llamada salen
las palabras del propietario: “¿Cómo
es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”. Le duele que haya
personas que no han descubierto la tarea, la misión a hacer.
¿¿Nos
sentimos llamados a trabajar en su viña?? ¿¿Lo estamos haciendo??
Dice San Gregorio Magno:
“Fijaos en vuestro modo de vivir, queridísimos hermanos, y comprobad si
ya sois obreros del Señor. Examine cada uno lo que hace y considere si trabaja
en la viña del Señor”.
Dice San Juan Pablo II en Christi Fideles Laici: “Si el
no comprometerse siempre ha sido algo inaceptable, el tiempo presente lo hace
aun más culpable. A nadie le es lícito permanecer ocioso”.
Ser cristianos es el don más grande que hemos recibido y
cuando uno lo comprende desea trabajar sí y sí en la viña del Señor.