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Domingo XIX Tiempo Ordinario: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. |
Domingo XIX Tiempo Ordinario: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre.Sun, 09 Aug 2015 22:20:00
CAMINEO.INFO.-
1R 19,4-8: "Con la fuerza de aquel alimento caminó hasta el monte de Dios" Sal 33: "Gusten y vean qué bueno es el Señor" Ef 4,30-5,2: "Vivan en el amor, como Cristo" Jn 6,41-51: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo"
Explica una leyenda india que en el interior del hombre hay dos perros, un perro bueno y un perro malo, y estos perros luchan entre ellos encarnizadamente, y el perro que está mejor alimentado es el que gana la lucha.
Hagamos una traducción a nuestras categorías antropológicas y teológicas: en nuestro interior hay dos fuerzas: una tendencia radical al egoísmo que tenemos todos, es una tendencia al yo: mis gustos, mis comodidades, mis proyectos, mis deseos,... Esta tendencia a mirar sólo por nosotros es, podríamos decir casi genética, es lo que llamamos el pecado original. Es una tendencia "de muerte" porqué este centrarse en uno mismo nos impide amar verdaderamente, y por tanto, ser verdaderamente felices.
Por otro lado, tenemos en nosotros una tendencia a la donación, a darnos a los demás, a salir de nosotros mismos, de nuestro "mini-mundo" y buscar el bien de los demás, en una palabra, una tendencia a amar verdaderamente, que nos lleva a ser verdaderamente felices...
Estas dos fuerzas, dos tendencias, luchan en nosotros, podríamos decir que es una lucha diaria, constante, que dura toda la vida. Es la lucha de nuestras vidas. ¡Qué gran belleza hay en la vida de aquellas personas que han luchado y han vencido!
Es una lucha muy curiosa: parece que si te buscas a ti, será más fácil ser feliz, en cambio, si buscas el bien de los demás, será más difícil que tu seas feliz. Es lo que parece, porqué la realidad es la contraria, si el grano de trigo no muere (no se da a los demás) queda solo (no genera vida), pero si muere (se da a los demás) da mucho fruto (se llena de vida). Es cuando perdemos la vida a favor de los demás cuando verdaderamente la ganamos (como Jesucristo).
Si nosotros no luchamos, si no nos esforzamos, la tendencia al egoísmo gana la partida y quedamos cerrados en nosotros mismos. Nunca conoceremos un egoísta que sea feliz.
Dicho todo esto ¿Cómo se alimentan estas dos tendencias?
La tendencia al egoísmo. Vemos que por un lado, es una tendencia que llevamos dentro y, por otro lado, los valores preponderantes de nuestra sociedad también la alimentan: los mensajes que recibimos van en la línea de "pásatelo bien", "disfruta de la vida", "diviértete ahora que puedes", "preocúpate por ti", como si este "pasarlo bien y divertirse" llevasen automáticamente a la felicidad. Estamos de Fiesta Mayor, si esta noche salimos por las calles y preguntamos a un joven: ¿"Cuál es el sentido de la vida, qué es lo qué te hará feliz?". Nos dirá "pasármelo bien, divertirme".
Ante estos ""valores"" que acentúan nuestro egoísmo, nosotros hemos de ser capaces de proponer aquellos caminos que llevan a amar verdaderamente.
Por tanto, vemos como la tendencia al egoísmo está fuertemente alimentada (desde el interior y el exterior), por tanto, será preciso alimentar muy bien nuestra tendencia a la donación, a amar, sino perderá la lucha y acabaremos siendo unos egoístas. Hay muchas maneras de alimentarla, pero la mejor es la que hoy nos indica el evangelio: "el pan vivo que ha bajado del cielo", "el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo", que nos remite a la Eucaristía.
Atención, esto es importante: en la Eucaristía, recordamos y hacemos presente que Jesús se ha entregado por nosotros. No podemos olvidar esta dimensión de sacrificio de la misa: Jesucristo, el Señor, Hijo de Dios, en cada misa se vuelve a entregar por cada uno de nosotros. Por esto, no se puede celebrar una misa sin que haya una cruz en el presbiterio. En cada eucaristía Él se da por cada uno de nosotros, hacemos presente aquel gesto grandioso del calvario.
Por tanto, su ejemplo nos impulsa, nos motiva a darnos a los demás como Él hizo. Siendo Dios se hizo hombre, y toda su vida vemos que es una donación total a favor de los demás...
Pero no sólo es un modelo de conducta para nosotros sino que al hacerse pan, Él nos alimenta para poder vivir esta donación de nosotros a favor de los demás. Y con este alimento, volviendo al ejemplo inicial, el perro bueno gana al perro malo. O sea, el amor vence al egoísmo.
La comunión con Aquel que ama dándose, la comunión con Aquel que da la vida por los demás, la comunión con Aquel que es el Amor, ha de transformar nuestras vidas. Haciendo de ellas una donación a favor de los demás.
16-08-2015, REY MIDAS Y BARRABAS
Algunas veces se cierran tantas puertas que se corre el lamentable peligro de de quedarse adentro encerrado y sin poder salir, como le pasó al Rey Midas quien tuvo el deseo de convertir en oro todo lo que tocaba y terminó siendo victima de si mismo.
Si el Sínodo de Obispos (2015) sólo cambia algo para que nada cambie estaremos repitiendo la lamentable historia con un pequeño agregado, la frustración tendrá un alcance mundial y la Iglesia de todos y para todos que pregona el Papa dejará de ser un sueño compartido para convertirse en una pesadilla provocada.
Para que esto no suceda los divorciados en nueva unión de todo el mundo seguiremos, tal como lo pide
Francisco, HACIENDO LIO, aunque algunos se rasguen las vestiduras y otros festejen como en tiempos de Barrabás.
Mundy
labarca@ymail.com
www.labarcaglobal.;blogspot.com
Mundy
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