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II Domingo de Pascua

Sun, 08 Apr 2018 11:39:00

CAMINEO.INFO.-


HECHOS DE LOS APÓSTOLES 4, 32-35

Salmo 117, 2-4. 16ab-18. 22-24

PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN JUAN 5, 1-6

JUAN 20, 19-31


Hoy es un buen día para recordar el sentido del domingo cristiano. El domingo es el día de la resurrección del Señor. Y fueron en domingo todas las apariciones del resucitado. Por eso los cristianos nos reunimos el domingo para, a través de la eucaristía, hacer presente a Jesús Resucitado.

 

Cuando contemplamos escenas como la de hoy, a veces, pensamos: “cómo me gustaría haber estado presente”.  Y la realidad es que gracias a la eucaristía nosotros participamos del acontecimiento que hoy contemplamos. Lo que hoy hemos leído, nosotros lo re-vivimos hoy, lo hacemos presente hoy, a través de la Palabra y de la presencia del resucitado entre nosotros.

 

Esto da un nuevo sentido a la celebración, porque significa que hoy también nosotros recibimos su paz: “Paz a vosotros”. Hoy también nosotros recibimos su espíritu: “Sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”. Hoy también nosotros somos enviados a la misión: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”.

 

¿Os dais cuenta de la riqueza y la importancia de cada celebración? No recordamos cosas pasadas. Sino que Jesús Resucitado se hace presente y nos habla a nosotros. ¡¡A cada uno de nosotros!!

 

Por eso, para los cristianos, la misa dominical es el momento más importante de la semana y nos preparamos para vivir ese momento. Cristo se hace presente en medio de nosotros para comunicarnos innumerables gracias, no podemos acostumbrarnos a este misterio. No caigamos en la rutina. Pues la rutina desactiva todo el poder transformante de la eucaristía. Y no se trata de sentir mucho o poco, sino que se trata de fe. ¡¡De confiar en él!!

 

¡¡Es que no he sentido nada, Padre!! Y quién te dijo que tenias que sentir cosas… se trata de fe. Parafraseando a Jesús: “Porque has sentido has creído. Dichosos los que crean sin haber sentido”. ¡¡Felices los que crean sin necesidad de emocionarse cada domingo en misa!! ¡¡Felices ellos!!

 

Vivir todo esto requiere preparar la eucaristía dominical. ¿La preparamos? ¿Padres con hijos? ¿Esposo con esposa?... ¡¡Es el día del Señor!!

 

Como decía el evangelista todo esto está escrito, todo esto lo hacemos: “para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”. A eso venimos a la eucaristía a recibir vida...

 

La segunda gracia que nos ofrece este evangelio gira en torno a la persona de Tomás.

 

Todos nos sentimos hoy muy cercanos al apóstol Tomás. Porqué también nosotros hemos tenido dudas. Todos nosotros estamos representados hoy por Tomás, porqué dudamos y queremos pruebas… Y como a Tomás, a todos nosotros, Jesús nos dice: “Dichosos los que crean sin haber visto”.  

 

Tomás quiere ver, Tomás quiere tocar, Tomás pide pruebas. También nos pasa a nosotros, pedimos pruebas a Dios, quizás, no de una manera explícita: no decimos “quiero ver una prueba de que existes”. Pero, en  nuestra vida condicionamos nuestra fe a que él responda nuestras peticiones: “creeré más si curas a mi padre”. “Creeré más si sale bien la operación de mi hija”. “Creeré más si encuentro trabajo”. “Creeré más si te siento más y me emociono en la oración”. “Creeré más si vienen más jóvenes al grupo”. Condicionamos nuestra fe a la respuesta que hace de nuestras peticiones.

El seguimiento del Cristo pide la fe, nos pide hacer un acto de confianza, un acto de abandonarnos a él, todo diciendo: “creo en Dios, aunque no tengo evidencias, creo en su amor, aunque  no entiendo lo que estoy viviendo, creo que me bendice, aunque no veo cumplidas mis peticiones”.

 

Todos conocemos personas que se han alejado de Dios porqué ante una desgracia no han recibido la ayuda que esperaban de Dios. Les ha pasado algún hecho negativo y doloroso, han pedido ayuda, no han recibido la ayuda que esperaban... y han hecho culpable a Dios de lo que les ha pasado.

 

San Francisco de Asís, hablando del perdón, dice que lo primero que han de hacer los cristianos es perdonar a Dios, suena raro, ¿no? Lo dice porqué, a veces, hemos hecho  culpable a Dios de cosas negativas que nos han pasado.

 

A veces, tenemos una imagen de un Dios aspirina: Lo tengo guardado en el armario, sólo lo saco cuando me hace daño alguna cosa, lo vuelvo a guardar si me soluciona el problema, lo tiro si no me ayuda. Como las aspirinas...

 

 

Hemos de aprender a vivir en el misterio, por esto  Jesús Resucitado dirá: “Dichosos los que crean sin haber visto”. Dichosos los que se fían de Dios, los que viven en el misterio, los que no necesitan que todo le vaya bien para creer, dichosos los que descubren a Dios en sus cruces...   Amén.






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