CAMINEO.INFO.- El resumen de las lecturas y del salmo podría ser: Dios actúa.
En la primera lectura Dios a través del profeta Natán recuerda a David todo
lo que él ha hecho por David: “Yo te saqué de los apriscos, de andar tras
las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en
todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más
famosos de la tierra”. Fijaros cómo Dios lo hace todo. “Daré un puesto a
Israel… lo plantaré para que viva en él… el Señor te comunica que te dará una
dinastía… y consolidaré su realeza”. ¡Contemplamos
a Dios actuando!
En la respuesta al salmo decíamos: “Cantaré eternamente tus misericordias,
Señor”. Que bonito… cantar las maravillas que él hace en nosotros.
¡Esto nos ayuda a contemplar a Dios actuando!
San Pablo explica cómo se ha revelado el plan de Dios. Dios tiene un plan y
lo va desarrollando. ¡Contemplamos a Dios actuando!
Y en el evangelio el “Sí” de María abre la puerta a una nueva manera de
actuar de Dios. Una nueva manera de hacer de Dios, de comunicarse con nosotros:
la encarnación. ¡¡Dios que se hace carne!!
Y para reafirmar lo que dice el ángel a María, una nueva acción de Dios: “Isabel,…
y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay
imposible”. ¡¡Contemplamos a Dios
actuando y para quien no hay nada
imposible!!
Pienso que contemplar la acción de Dios a lo largo de la historia nos hace
mucho bien. ¡¡A mí me hace mucho bien!!
Darnos cuenta de que Dios ha ido actuando, moviendo los hilos de la historia,
es muy bueno. Porque nos recuerda que él es un Dios deseoso de actuar, de
hacer, y que hace mucho más de lo que nos pensamos. ¡Y esta contemplación nos
recuerda también que no hay nada imposible para Dios!
Recordemos aquellas curiosas palabras de Jesús en el evangelio de Juan: “Mi Padre sigue obrando todavía, y por eso obro yo
también” (Jn 5,17)
¡Dios actúa! ¡¡Dios no para de actuar!! ¡¡De hacer cosas!! ¡Que ésta sea
nuestra fe!
Y este hacer de Dios, este no parar de Dios, nos ha de llevar a la
esperanza. Esperanza de que Él continúa trabajando, actuando, haciendo cosas,
¡¡no para!! ¡¡No es un Dios estático, inmóvil!!
¡Esperanza de que Dios continúa actuando! Continúa dirigiendo la historia.
A Dios la historia no se le escapa de las manos.
Hemos estado rezando durante todo el Adviento con la frase “Venid, Señor
Jesús”. ¡¡Pues, ahora toca esperar que venga!! Y que su venida haga nuevas,
muchas cosas.
¡¡¡Habrán muchos cambios!!! ¡¡Quizás, no espectaculares, visibles!! Pero en
el corazón de muchas personas pasarán muchas cosas. ¡¡Ésta es la verdadera
Navidad!!
Una reconciliación, un perdón
Un cambio de actitud
Una determinación a rezar cada día
Una nueva luz de lo qué quiere decir la encarnación
Un deseo de pobreza al ver a Jesús pobre
Un afianzarse en la fe
Los sacerdotes tenemos la suerte de ver muy de cerca la acción de Dios.
Esta semana hablaba con una joven que tiene unos grandes sufrimientos
interiores. Y ella misma exponía cómo Dios y María actuaban enmedio de tanto
sufrimiento. Y esto era lo que la mantenía de pie, que enmedio del sufrimiento,
Dios actuaba. Escuchar cosas así, te llenan de fe…¡¡cómo actua Dios en ella!!
¡Así como Dios necesitó la fe de María, su sí, también necesita nuestra fe,
nuestro sí! Me gusta decir que nuestra fe crea un espacio donde Dios puede
actuar... ¡Dios actúa, y tanto! ¡Pero,
pide nuestra fe!, la reclama. Lo vemos en cada una de las curaciones que a
Jesús le piden.
¿Y por qué todo este hacer de Dios? ¿Por qué este hacer de Dios a lo largo
de siglos y siglos, de las maneras más variadas posibles? Porque nos ama
profundamente...
Acabo ya, en estas previas a la Navidad, que las cosas del mundo no nos
distraigan de aquello que es esencial: Dios viene, y quiere hacer muchas cosas,
pongamos nuestra fe, y hagámoslo de la
mano de María, la madre de Jesús, nuestra madre.