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Domingo IV Tiempo Ordinario

Sun, 28 Jan 2024 09:19:00
 

CAMINEO.INFO.- 


Después de las lecturas decimos “Palabra de Dios” y es así: ¡¡Dios nos habla!! ¡¡Es algo impresionante!! Dios nos habla... no nos acostumbremos a estas cosas, o todo perderá su sentido... ¡Maravillados constantemente!

 

En la primera lectura Dios explica al Pueblo de Israel que les hablará a través de profetas.

 

En el evangelio contemplamos a Jesús hablando, enseñando, en la sinagoga.

 

Ante un Dios que habla... ¿qué hay? Un fiel, un creyente, que escucha. Y que escucha con una determinada actitud, que escucha receptivo. Hoy hemos escuchado uno de los salmos responsoriales más bonitos de toda la Biblia: “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: ”.

 

Ante el Dios que habla: “No endurezcáis vuestro corazón”, que bonito...

 

Ante la Palabra ¿tenemos un corazón endurecido o receptivo? Cada domingo Dios nos habla, ¿cómo está  nuestro corazón ante su palabra? Indiferente, distraído, o sediento de oír hablar a Dios...

Las palabras de Jesús son muy interpeladoras, las homilías de los sacerdotes intentan serlo también, y nosotros cómo reaccionamos ante la Palabra: dejo que la Palabra me eleve, me interpele, o paso de todo e intento reducir la palabra.

 

¿Cómo reduzco la Palabra? Algunas expresiones que irían en esta dirección:  “Dios no pide tanto” “Ser santo es imposible”. “Yo ya estoy bien como estoy”. “Esto que Jesús dice no es para mi”. Estas expresiones matan la vida espiritual, desactivan toda la fuerza transformadora que tiene la Palabra. ¡No endurezcamos los corazones ante la Palabra!

 

2. Dios llegó un momento que se “cansó” de hablar a través de los profetas y quiso hablar a través de su Hijo. ¡Qué gran deseo que tiene Dios de revelarse, de comunicarse, de hablarnos, de enseñarnos!

 

La palabra y la presencia de Jesús difiere enormemente de la palabra y la presencia de los profetas,

    .   Los profetas indican el camino, Jesús es el Camino. 

    .   Los profetas denuncian el mal, Jesús vence el  mal.

    .   Los profetas quieren comunicar la luz de Dios, Jesús es la luz del mundo.  

    .   Los profetas hablan en nombre de Dios, Jesús es Dios.

 

Esto la gente de su tiempo lo captó: se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad… Este enseñar con autoridad es nuevo”.

 

Lo ven diferente. Lo ven como Maestro. Jesús está en la sinagoga enseñando... Enseñando una doctrina nueva. Enseñar es uno de los verbos más asociados a Jesús.

 

Jesús es Maestro, Jesús enseña. Jesús es nuestro maestro, Jesús nos enseña a nosotros. ¿Le vemos así? ¿Le tratamos como  maestro? Contemplamos a Jesús en la sinagoga enseñando, este ministerio de enseñar  lo quiere seguir ejerciendo sobre nosotros. Jesús quiere ser nuestro maestro. Pidámosle que lo sea... tratémoslo como maestro... no endurezcamos el corazón...

 

“Jesús maestro que esté abierto a ti, dispuesto a escucharte y cambiar mi vida con tus enseñanzas”.

 

Hoy en día se viven unos valores, o contravalores, que nos pueden dificultar mucho, mucho, ver a Jesús como  Maestro. Contravalores como:

relativismo (si no hay verdades, todo es relativo... entonces no tiene sentido “Jesús maestro”)

el subjetivismo (todo depende de lo que yo veo, de lo que yo siento, de lo que a mi me parece... entonces no tiene sentido “Jesús...”)

individualismo (con mi vida hago lo que quiero... entonces...),

Todos estos contravalores endurecen nuestro corazón... nos hacen impermeables a Jesús...

 

Al ser éste el ambiente cultural donde nos movemos, ver a Jesús como maestro nos pide un esfuerzo. Pidámosle que lo sea... tratémosle como maestro... no endurezcamos el corazón...

 

Acabo ya, cuando abrimos el corazón, cuando escuchamos con anhelo la palabra, entonces Dios puede expulsar nuestros demonios, puede sanarnos, transformarnos...

 

No endurezcamos nuestro corazón... seamos receptivos… escuchemos a nuestro maestro, Jesús.









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