Suscribo las palabras del profesor J.M. Sánchez Molinero en su ensayo, 'ÚLTIMAS PALABRAS...' hay instalada "Una mentalidad que es la dominante en los círculos académicos actuales...
La concepción del hombre como una “máquina de supervivencia”, en expresión de Richard Dawkins, regulada por el cerebro –un cerebro que funciona como un ordenador biológico-... la concepción materialista-evolutiva del ser humano constituye el mayor reto intelectual al que hoy en día tiene que enfrentarse el cristianismo en los países “avanzados".
Lo cual se pone de manifiesto a través de dos hechos de importancia capital: primero, el enorme calado que estas ideas han adquirido entre las élites intelectuales y artísticas del mundo moderno, hasta el punto de llegar a configurar una cultura particularmente hostil a la religión; y, segundo, el que dichas ideas no cesen de propagarse a todas horas y por todas partes a través de los centros de enseñanza y los medios de comunicación de masas.
La consecuencia más evidente de esta concepción del hombre es la negación de la libertad humana...libertad en el sentido radical del término; es decir, la libertad interior del hombre, lo que la filosofía tradicional cristiana ha conocido siempre como libre albedrío.
Paradójicamente, la negación del libre albedrío suele ir acompañada de una reivindicación muy enfática de la libertad política, es decir, la ausencia de restricciones externas sobre la conducta humana.
Cada día que pasa se reivindican (y se inventan) nuevos “derechos”, que raramente llevan aparejados nuevos “deberes”, como no sea el deber de la tolerancia, tal vez el único valor que nadie se atreve a poner en duda en el mundo occidental".
Ojalá se explicaran así los profesores. Haciendo el ejercicio dialéctico circunscrito a una escuela o corriente de pensamiento, la que sea. ¡Pero no! Muchos creo que lo hacen no desde el conocimiento recibido y aprendido sino desde su mentalidad 'elegida'.
Desde su práctica de vida, desde su vida práctica. Desde su forma de viuvir como si Dios no existiera, «Etsi Deus non daretur», y en esas tragaderas estamos. ¿Intentando desarmar y desalmando a los jóvenes y por tanto a nuestra sociedad? ¡Cuidado! Les deseo la mejor de las despedidas. ¡Partid hijos! Partid jóvenes estudiantes! Escuchad y discernid. "Oid lo que decimos y", en su caso, "no hagáis ni lo que decimos ni lo que hacemos".