CAMINEO.INFO.- Almeria/ESPAÑA.- Este domingo, 4 de septiembre, la población de la alpujarra almeriense de Alcolea celebra sus fiestas patronales en honor a Santa Rosa de Viterbo. A las 12:30h tendrá lugar la celebración de la Eucaristía. Y a las 21:00h, los vecinos de la localidad sacarán en procesión la venerada imagen de la Santa por las calles de la localidad, acompañada por la imagen del patrón: San Sebastián.
Como breve reseña histórica cabe destacar que Santa Rosa nació en Viterbo en 1235, en el seno de una familia pobre y cristiana. Ya en su más tierna infancia, todos se dieron cuenta de que Dios tenía grandes planes sobre ella. En vez de entregarse a los juegos propios de su edad, se pasaba largos ratos ante las imágenes de los santos, especialmente si eran imágenes de la Virgen Santísima.
En una biografía, llamada Vida II, del 1457, se cuenta, por ejemplo, que cuando la niña tenía tres años resucitó a una tía materna, transformó unos panes en rosas y recompuso milagrosamente una jarra de barro que se había roto. También se le atribuye, según un documento de la época, que entre la noche de un jueves (del 1244 o 1250) y la antevíspera de la fiesta de San Nicolás, Rosa tuvo una visión que determinó su entrada a la Tercera Orden franciscana. Primero se le aparecieron almas de difuntos y después la Virgen, que la invitó a ir donde la superiora local de la Tercera Orden, que debería hacerle vestir el hábito de las Terciarias y acompañarla a visitar tres iglesias como señal de su consagración a Dios, a la edad de ocho años.
Día tras día toda la ciudad, atónita, oyó sus predicaciones. Difícilmente comprendemos hoy el ardor con que las multitudes medievales iban tras el predicador de la palabra de Dios, las conversiones, las públicas reconciliaciones que provocaba, por ejemplo, un San Antonio de Padua. Y si el predicador resultaba ser una niña de pocos años.
No faltaron las contradicciones ni las penas. Las autoridades civiles y sus detractores desterraron a la niña y a su familia de Viterbo. Llegaron al pueblo de Soriano donde continúa predicando. Y su predicación se convierte, al cabo de algunos meses, en abundantes conversiones. A sus oyentes un día les anunció la muerte de Federico II, ocurrida en Fiorentino de Puglia el 13 de diciembre de 1250.
De regreso a Viterbo, Rosa pidió ser admitida entre las monjas de clausura de la Orden fundada por Clara de Asís. No se sabe nada de su muerte, acaecida a la edad de dieciocho años. El Papa Calixto III la colocó en el catálogo de los Santos en el año 1457.
Su cuerpo fue colocado sin féretro debajo del pavimento de la iglesia de Santa María del Poggio y allí permaneció dieciocho meses. En el primer reconocimiento fue encontrado intacto y así se conservó durante siglos, y cuando hubo un incendio y se quemó el féretro en donde más tarde se había colocado, su cuerpo quedó ennegrecido pero no quemado. Los milagros obtenidos por intercesión de Rosa hicieron que se le concediera el título de santa, aunque nunca se haya hecho su canonización oficial.