Guayaquil/ECUADOR.- Del 16 al 20 de julio tendrá lugar en Guayaquil, en la casa de retiros de las Hermanas de Schoenstatt, el XII Encuentro de Pastoral Afroamericana, cuyo tema será: “La Pastoral afroamericana y el Documento de Aparecida: retos y esperanzas en la Iglesia y en la sociedad”.
Este encuentro será precedido, del 13 al 15 de julio en esa misma sede, por una reunión de Obispos responsables de la Pastoral Afroamericana en las Conferencias episcopales de América Latina y el Caribe.
Ambos acontecimientos están organizados por el Departamento de Educación y Cultura del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), siguiendo lo que señala el Plan Global del CELAM para dicho departamento: “Evaluar el actual caminar de la Pastoral afroamericana y caribeña para acompañarla y orientarla en razón de la vida plena y de la comunión misionera”.
Por esta razón, los objetivos de estas reuniones son: crear un espacio de mutua escucha de la realidad de los pueblos afroamericanos y de búsqueda de medios para impulsar la Pastoral afroamericana, mirando y reflexionando en particular las líneas pastorales afroamericanas; presentar el Plan de trabajo del Departamento en ese campo; establecer vínculos y pasos concretos que posibiliten un mejor apoyo del Departamentos a cada uno de los obispos en su realidad, como también la debida recepción de lo que cada obispo pueda aportar para el enriquecimiento de todos, en misión permanente, por el Reino de Dios, a la luz de Aparecida.
La gran mayoría de los que se reconocen como afroamericanos, en la diversidad de sus formas de mestizaje, están bautizados en la Iglesia católica, pero también ellos son destinatarios de la “nueva evangelización” para confirmación y crecimiento en la fe de la Iglesia y transformarse, a la vez, en discípulos, testigos y misioneros del Señor Jesucristo.
En ese sentido, dice la convocatoria del encuentro, hay que tener en cuenta que el sentido de trascendencia que caracteriza las culturas afroamericanas no pocas veces dio lugar a fenómenos de sincretismo, como en el vudú haitiano, los ritos afrocubanos y jamaiquinos, las “macumbas” brasileñas, como prácticas fundamentalmente espiritistas y curanderas.
Y concluyen añadiendo que “la tentación de recibir y valorizar esos ritos como signo de “inculturación” del Evangelio no tiene que ser desechada, sino que hay que saber educar ese sentido de trascendencia, purificándolo de sus expresiones degradadas, para abrirlo al reconocimiento del Dios verdadero, revelado en Jesucristo y presente en la Iglesia”.+