Madrid/ESPAÑA.- En su intervención en el informativo diocesano de COPE, el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, recordó que “acabamos de publicar la carta pastoral en la que se diseñan las líneas fundamentales que van a regir la acción pastoral de la Iglesia en Madrid para los años 2012-2013, con el título ‘Servidores y testigos de la verdad’. Es nuestra respuesta a la llamada del Papa a la Nueva Evangelización”.
“La JMJ de 2011 y sus frutos, que hemos venido experimentando, nos animan a ello”, dijo. “Decir corazón generosamente abierto equivale a ofrecer a Cristo nuestro pensamiento, nuestra libertad, toda nuestra voluntad y todo nuestro deber y poseer, ¡todo nuestro ser!, para poder corresponder fielmente a lo que el sucesor de Pedro nos pedía y nos pide: una entrega netamente apostólica, es decir, un espíritu y una disposición misionera para estar prestos a evangelizar”.
Así, “el Año de la Fe, convocado por él, nos abre al horizonte de interrogantes y angustias que ocupan y preocupan no sólo al mundo juvenil de nuestros días, sino también a toda la sociedad”. Benedicto XVI, en su encíclica Caritas in Veritate, recordaba y explicaba “cómo lo que se llamaba y conocía en el siglo pasado como ‘cuestión social’ revestía, en estas primeras décadas del siglo XXI, las características de una ‘cuestión antropológica’, más aún, de una realidad extraordinariamente problemática y crítica en cuyo fondo estaba aconteciendo una profunda ruptura con Dios: ¡una hondísima ‘crisis espiritual’! El hombre estaría de nuevo en trance de pretender construir un mundo social y culturalmente sin Dios; por lo tanto, en su misma raíz humana, ¡sin Cristo! Y un ‘humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano’ porque constituye una ceguera histórica olvidar, volviendo de nuevo a las palabras del Papa, que ‘no hay desarrollo pleno, superación de la crisis, ni hay un bien común universal sin el bien espiritual y moral de las personas consideradas en su totalidad alma y cuerpo”.
Madrid, explicó, no “representa un oasis de fe y de auténtica vida cristiana en esta hora de la crisis espiritual en España y en toda Europa”. “También en la sociedad madrileña, en aspectos bien visibles de sus expresiones y experiencias humanas, socio-económicas y culturales, se nota la influencia de la negación explícita e implícita de Dios y de una visión del hombre y de la vida marcada en profundidad por el relativismo moral, incluso, por una pretensión de establecer su hegemonía pública en forma muy parecida a la denunciada por Benedicto XVI como ‘dictadura del relativismo’”.
“También nuestra crisis económica, social, familiar y cultural no es separable de la crisis espiritual: de la crisis de la fe cristiana, nítidamente perceptible en la mentalidad y en la vida práctica de muchos de nuestros conciudadanos y hermanos madrileños. Tanto la memoria vigorosamente viva y gozosa de la JMJ del pasado agosto, como la clarividencia histórica y pastoral que trasluce luminosamente la convocatoria del Año de la Fe en la Carta Apostólica ‘Porta Fidei’ del 12 de octubre del año pasado, nos impulsa a concebir y configurar nuestra respuesta a la llamada a la Nueva Evangelización – que tan insistentemente como reiteraba el beato Juan Pablo II y que ahora, con nueva premura, nos dirige Benedicto XVI- de forma profundamente renovada, es decir, con entusiasmo y espíritu misionero”.
“La expresión de la caridad cristiana secunde cuando se hace ‘misionera’ o cuando se propone llegar a lo más íntimo del ser humano presentándole y acercándole su mayor vía: la fe en Cristo, redentor del hombre”, señaló.
Hizo alusión a las palabras que Benedicto XVI dirigió a los participantes en el III Sínodo Diocesano de Madrid en la audiencia concedida en julio de 2005, con motivo de su clausura: “en una sociedad sedienta de auténticos valores humanos y que sufre tantas divisiones y fracturas, la comunidad de los creyentes ha de ser portadora de la luz del Evangelio, con la certeza de que la caridad es, ante todo, comunicación de la verdad”. Así, “comunicar la verdad es igual a comunicar la fe en Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, con palabras y obras. La fe es su contenido, es inseparable de su contenido”. “Comunicar y transmitir la fe, prosiguió, presupone e incluye dos actitudes y actuaciones: confesarla y profesarla”.
“He aquí nuestra gran tarea para el Año de la fe; tarea a la vez espiritual, apostólica y espiritual: ¡creer y confesar con toda nuestra mente, con toda el alma y con todo el corazón que Jesús es el Señor y Salvador, y profesar esta fe ante el mundo, en la plaza pública de la historia”.
Concluyó encomendando “a la Virgen, nuestra madre, nuestra Señora de la Almudena, todo lo que hemos preparado y queremos vivir en la Misión Madrid que está a punto de comenzar cuando el curso pastoral se ponga en marcha en septiembre. Le pedimos con fervor que, con su misma obediencia, creamos, obedezcamos a la fe que hizo posible la revelación del Verbo. También Cristo volverá a hacerse presente así, en el corazón de los hombres que contemplarán las maravillas de Dios”.
