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Portada:: Razón y Fe:: D. Pablo Mª Ozcoidi:: Existencia de Dios. Argumento fundado en la esencia del hombre

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Existencia de Dios. Argumento fundado en la esencia del hombre

Mon, 08 Jun 2009 20:58:00
 

Empezaré exponiendo este argumento de un modo muy breve.

1. Hubo un tiempo en que el hombre no existió, luego, si existe es porque «comenzó» a existir.

2. Es así que el hombre no es solamente materia ya que en él hay «un componente inmaterial» al que llamamos espíritu.

3. Luego ha de haber una causa proporcionada que le haya dado el ser.

4. No pudiendo ser esta causa la materia habrá de serlo un ser inmaterial, es decir, espiritual.A este ser le llamamos Dios, luego Dios existe.

La dificultad de este argumento radica principalmente en «demostrar la espiritualidad del hombre», porque logrado esto la existencia de Dios es una lógica y sencilla consecuencia.

¿Cómo podemos saber que el hombre tiene un componente espiritual? Por sus operaciones. Dice un aforismo que «el obrar sigue al ser». Si encontramos en el hombre operaciones que no se pueden explicar por la materia entonces es que en el hombre hay ese algo más a lo que se llama alma o espíritu. En este caso Dios sería el Espíritu que habría escrito un libro, el Cosmos, para que un ser también espiritual pudiera leerlo y, al leerlo, encontrar a Dios.

Hay actividades humanas que parecen no ser reductibles a la materia como el pensamiento, el lenguaje, el arte, la ciencia, la creatividad, la libertad, etc. ¿Esta actividad, que supera de modo trascendental a la de los animales más perfectos, puede ser explicada desde la materia?Entiendo que no, que es necesario recurrir a algún tipo de sustancia inmaterial que con el cuerpo constituyan al hombre, de manera que el hombre sea un compuesto de cuerpo y espíritu.

Admitiendo que haya otros modos de demostración expondré a continuación dos: La conciencia (psicológica) y la libertad.

a) La conciencia (psicológica)

Intentaré a continuación justificar la existencia del componente espiritual apoyándome en la actividad reflexiva del hombre.

Ya he afirmado que la actividad humana es cualitativamente muy superior a la de los animales (pensamiento, ciencia, arte, técnica, etc.). Si nos preguntamos en la razón última de tal actividad, aquello que en definitiva lo explica, nos encontramos con la «conciencia psicológica» (no me refiero ahora a la conciencia moral). Los animales son incapaces de reflexionar, por lo que habría que decir que no conocen, porque carecen de inteligencia. Solamente sienten. El hombre además reflexiona de manera que es «consciente de la realidad que le circunda», es «consciente de cada uno de sus actos» y también lo es «de su propia subjetividad». Indudablemente el salto cualitativo que se da entre la actividad animal y el hombre es inmenso.

Pero, cabe preguntarse si la actividad reflexiva puede explicarse por la sola materia (de manera que el hombre sea un simple animal más desarrollado que los demás, pero al fin y al cabo animal) o si es necesario recurrir a un componente inmaterial. Entiendo que la materia no puede dar este salto cualitativo y voy a tratar de explicar el por qué a continuación.

La actividad humana responde a la idea de que el hombre es un compuesto de materia y espíritu. El alma, que es tamquam tabula rasa (está vacía de contenidos), es cierta realidad que hay en mí y que actúa a través del cuerpo por cuyo medio recibe toda información; después, ella, con el concurso del cuerpo, trata de comprender tal información. El cuerpo necesita del alma (con la que forma una unidad) en sus operaciones. La información, que recibe el hombre por medio de los sentidos, «en virtud de la unión sustancial» de cuerpo y espíritu, no es un puro dato sensorial como sucede con los animales, sino que es «sensación consciente».

Pero, no solamente necesita el cuerpo del alma, sino que, también «el alma necesita del cuerpo» en todas sus operaciones. No hay operaciones puras del alma, prueba de ello es que cuando pensamos nos cansamos, se cansa el cerebro. O, también cuando una persona tiene una deficiencia en el cerebro el alma encuentra dificultades para operar. Le sucede como a mí ante el ordenador. Yo trabajo con el ordenador. El ordenador sin mí no sirve para nada, pero yo sin el ordenador no puedo trabajar. Todas las operaciones cognoscitivas (abstracción, raciocinios...) necesitan del cuerpo. Así de intensa entiendo que es la relación del alma con el cuerpo. Yo soy «mi cuerpo consciente».

El conocimiento animal es necesariamente inconsciente porque necesita de «órganos». El animal conoce con los ojos los colores de las cosas. Hay una distinción real entre órgano cognoscente y objeto conocido. Por eso las operaciones de la naturaleza son transeúntes, pues pasan de una materia a otra materia. Sin embargo, vemos en el hombre que cuando ve (operación transeúnte), al mismo tiempo es consciente de que ve; y no solamente es consciente de que ve, sino que también es consciente de que es consciente de que ve. Estas operaciones, de seguro, que necesitan un substrato material en el cerebro, pues el hombre es un compuesto de cuerpo y espíritu, pero su explicación fundamental está en la «auto







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